¿Qué es el Mate? Cómo Prepararlo y Por Qué Enamorarse de Él

En el sur del mundo, donde el viento sopla fuerte y el alma se calienta con pequeñas cosas, el mate es mucho más que una bebida: es un ritual, una costumbre, una forma de encuentro. En Argentina —especialmente en la Patagonia—, así como en Uruguay, Paraguay y el sur de Brasil, el mate es símbolo de amistad, confianza y cultura compartida.
Un viaje por la tradición sudamericana
Tomarse unos mates es casi una ceremonia. No importa si estás en el medio del campo, en una oficina porteña o frente al Lago Nahuel Huapi en Bariloche: siempre hay alguien con el termo bajo el brazo y el mate listo para cebar. Y si estás de visita por estas tierras, sumarte al ritual del mate es casi obligatorio. Es una manera linda y sincera de integrarse y conocer de cerca el corazón de la gente.
¿Qué es la yerba mate?
La yerba mate se elabora con las hojas de la planta Ilex paraguariensis, y se toma con agua caliente en un recipiente (también llamado “mate”), a través de una bombilla metálica que filtra las hojas. Puede ser dulce, amargo, suave o intenso, pero siempre tiene algo especial: reúne, acompaña, despierta.
Hay quien lo toma para arrancar el día, otros para estudiar o trabajar, y muchos simplemente porque no pueden concebir una tarde sin su compañero de siempre.
¿Por qué tenés que probarlo?
Además de su carga simbólica y social, el mate tiene propiedades increíbles. Contiene mateína, un estimulante pure parecido a la cafeína, pero con efecto más parejo y sin ese “bajón” que a veces da el café. También es rico en antioxidantes, vitaminas (B1, B2, C) y minerales como potasio y magnesio.
Perfect para esos días largos donde necesitás concentración, energía y un mimo al cuerpo.
Cómo preparar un buen mate (sin mandarte ninguna)
- Elegí una buena yerba: Las hay suaves, orgánicas, barbacuá (ahumadas), con hierbas… Si sos principiante, arrancá con una yerba más suave y sin palo.
- Cargá el mate hasta ¾: Así las hojas tienen espacio para hidratarse y expandirse.
- Sacudilo un poco: Tapá la boca del mate con la mano, inclinalo y sacudilo para que el polvo más fino se acomode arriba.
- Hidratá con agua tibia (no hirviendo): Echá un chorrito de agua a un costado para “despertar” la yerba.
- Colocá la bombilla en la parte húmeda: ¡Y que no se mueva más!
- Cebá con agua a unos 70-80°C: Nunca hervida, porque arruinás el sabor.
Personalizalo a tu gusto
¿Muy amargo para vos? Probá mate dulce agregando un poquito de azúcar o stevia. ¿Querés variar? Sumale hierbas como menta, manzanilla o boldo. También existen blends preparados con mezclas de hierbas digestivas o energizantes. ¡Hay un mate para cada paladar!
¿Y los accesorios?
Hay mates de todo tipo: los clásicos de calabaza, de madera, cerámica o acero. Y bombillas de acero inoxidable, alpaca o caña. Cada uno tiene su estilo, su “onda” y su historia. Lo importante es encontrar el que se sienta más tuyo.
Un clásico que ya conquistó el mundo
Aunque el mate es bien sudamericano, hoy se toma en todo el mundo. Marcas como Canarias, Amanda o Rosamonte llegan a Europa, Estados Unidos y hasta Asia. Se consigue por web y hay kits completos con mate, bombilla, yerba y termo para llevar la experiencia a donde quieras.
Para acompañar: ¿algo rico?
Un mate sin algo para picar, no es lo mismo. Acompañalo con bizcochitos, tortas fritas, galletas de avena, alfajores o pan casero. El contraste entre lo dulce o salado y el amargor del mate es simplemente perfecto.
El mate no se explica, se comparte
El mate es una forma de decir “acá estoy”, de ofrecer compañía sin palabras, de hacer una pausa y conectarse. Es identidad, calor y charla. Es parte de nuestra forma de ser. Si nunca lo probaste, animate. Y si ya sos matero, sabés que no hay nada como ese primer sorbo cuando el agua está justa y la yerba bien cebada.
Porque en el sur del mundo, donde el paisaje conmueve y el viento no perdona, el mate sigue siendo una llama encendida entre manos amigas.