Patrimonio milenario escondido en el corazón de la Patagonia

En pleno cañadón del Río Pinturas, al sur de Perito Moreno, se esconde uno de los tesoros arqueológicos más impresionantes de la Argentina: la Cueva de las Manos. Tallada en un acantilado de ignimbrita de 150 millones de años, esta cueva fue testigo de una ocupación humana que se extendió por más de 8.000 años.
Entre el 7.300 a.C. y el 700 d.C., grupos nómades de cazadores-recolectores —antepasados del pueblo tehuelche— pasaban por este sitio durante sus recorridos estacionales. Dejaron tras de sí una verdadera galería de arte rupestre: escenas de caza de guanacos, figuras humanas, huellas de ñandú, símbolos rituales y, por supuesto, las icónicas manos pintadas.
Lo curioso es que más del 70% de esas manos son izquierdas. ¿Por qué? Porque los artistas de aquel tiempo usaban tubos de hueso para soplar pigmentos, dejando su mano izquierda libre para usarla como molde. Un gesto easy que hoy nos habla desde el pasado.
Los dibujos están organizados en tres grandes períodos:
📌 Realismo de caza (7.300–5.300 a.C.): con escenas detalladas de guanacos y cazadores.
📌 Manos en negativo (5.300–1.500 a.C.): el icónico sello de la cueva.
📌 Figuras abstractas (1.500 a.C.–550 d.C.): espirales, zigzags, círculos concéntricos y hasta híbridos míticos entre humanos y reptiles.
Este arte no fue improvisado. Usaban sangre y grasa animal como aglutinante, y aplicaban los pigmentos con técnicas de aerógrafo milenario. Además, los salientes de la cueva protegieron las pinturas del clima patagónico extremo, lo que explica su extraordinario estado de conservación.
La historia moderna del lugar también tiene sus protagonistas. El primero en describir la cueva fue Francisco Pascasio Moreno en 1876. Luego, el misionero italiano Alberto María de Agostini la documentó en 1941. Pero fue el arqueólogo Carlos J. Gradin, junto a Ana M. Aguerre y Carlos Aschero —con apoyo del CONICET— quien dedicó 30 años de investigación (de 1964 a 1994) para entender su verdadero valor.
Hoy, la Cueva de las Manos no solo es Monumento Histórico Nacional desde 1993, sino también Patrimonio Mundial de la UNESCO desde 1999. Un lugar donde el arte, la historia y el paisaje se funden en una experiencia única que ningún viajero debería perderse.